ORÁCULO
"Cómo no sabes
todavía
que eres el viento
la marca
que eres la lluvia
el terremoto".
Mario Benedetti
Yo predigo el estallido, el rayo y la tempestad
Predigo la lluvia cómplice y la sombra del viento.
Predigo risas, dicha y alfombra roja.
Predigo jolgorio, guirnaldas y pirotecnia,
la abolición del luto y el exilio del pesar.
Predigo calles adornadas de nuevos colores y formas
Ahí, donde siempre estuvieron.
Predigo un São Paulo diferente cada cinco minutos
o cada sonrisa floreciente.
Predigo una nueva medida para el tiempo
e innovadoras lecturas
para las más cursis canciones de amor.
Predigo la expectación del primer encuentro.
Predigo el asombro, la esperanza y los abrazos latentes.
Predigo la entrega refrenada y el encuentro de las almas.
Predigo tu sonrisa inicial de desconfianza,
Y mi rostro de sinvergüenza desenmascarado.
Predigo el pasado que me condena
y la experiencia que me favorece.
Predigo tus piernas indicando hacia mí,
Como un faro apuntando el rumbo del deseo.
Predigo la comisura de tus labios dejando escapar una brecha,
Una oportunidad, una luz.
Predigo la combinación perfecta de música y poesía
Predigo noches de cine intenso, como aguda es tu ironía.
Seducción velada en diálogos coquetos de palabra y gesto.
Predigo el papel histórico del prejuicio adquirido,
resistencia implacable femenina
Y a pesar de ello...
Predigo la capitulación de tu ciudadela encantada y mi férreo gobierno de ocupación.
Predigo vino tinto del Maipo y hablar mirándonos a los ojos.
Predigo besos encendidos, abrasadores, desencadenados.
Predigo labios sangrantes, ansiosos y anhelantes.
Predigo la revelación de mis tatuajes de corsario y tu cara de sorpresa.
Predigo mi mirada en tu mirada, predigo el gozo y el arrebato,
Predigo calor, agitación y sudor.
Predigo ojos de sirena brillantes como gemas en el fondo del estanque.
Predigo dedos de orfebre veterano diseñando el contorno de tu abdomen,
Casi despeñándose al pecado, sembrando plena y conscientemente
placenteros escalofríos de fuego y hielo.
Predigo la señal exacta y refleja, el instante ínfimo y perpetuo,
La orden de terciopelo,
para entrar y entrar de nuevo.
Entran en tu vida...
Entrar en ti...
Entrar.
2 comentarios
Andréa -
nancy narr -